La revisión de algunas de mis creencias y conceptos, y la práctica constante con nueva información, me ha hecho entender mejor el porqué de mi experiencia humana. Ahora comprendo la inutilidad de luchar, de quejarme y resistirme a la vida, y de querer cambiar a las personas y las situaciones con las que me encuentro.

Cuando soy capaz de comprender para qué estoy aquí, la vida adquiere sentido, porque entonces sé que todo está condicionado por mi interpretación de la realidad.

SOLO DEPENDE DE MÍ. Todo se genera por mi necesidad de aprendizaje, de evolucionar y crecer, en un juego de atracciones, de espejos, de acciones y creaciones propias, que mientras no me responsabilice de mí mismo, operarán de un modo automático e inconsciente.

Poniendo consciencia en el espacio en el que puedo actuar, mi realidad, me sitúo en el camino correcto para poder llegar a ser dueño de mí mismo, de mis emociones, mis sentimientos y mis pensamientos. En el camino para disfrutar del placer de vivir.